Otro día de trabajo duro le esperaba a Matias. Se levantó cansado y con frió de la cama a prepararse un poco de café, al llegar a su cocina se dio cuenta que se le había acabado en eso agarro un pan duro que le sobro de el día anterior con algo de manteca.Al terminarlo se preparo para ir al trabajo, en el camino se encontró a su casero enojado, el señor J. Gomez, que le reclamaba la renta atrasada de dos meses. Matias estaba cansado y sin ganas de responderle siguió de largo para la puerta.
Caminando por la calle observaba los lujosos coches de alta gama imaginándose a el mismo conduciéndolos pero con su mísero empleo no le iba a alcanzar en 10 años, por lo que debería seguir usando esa línea de colectivos anticuados y ruidosos.El camino se le hacía demasiado largo y cansador, le molestaba toda la gente de los colectivos, se sentía perseguido por una desgracia infinita en cada viaje.En el momento en que llegó al supermercado su insoportable jefe le reprochaba el haber llegado tarde por varios minutos impidiéndole trabajar y agregarle horas de trabajo, Matias siempre había odiado a su jefe, era un hombre que de seguro habían atormentado en la secundaria que se desquitaba con sus empleados y con los clientes, era una persona odiosa y engreída que poca gente le agradaba, si le agradaba era por interés nada mas.
Matias estaba harto de soportar a los clientes del supermercado, todos tenían muchas quejas y estaban de mal humor eso a él lo estresaba, pero sabía que no podía llegar a nada mejor que ese puesto de trabajo.
Por suerte para alegrarle el día lo vino a visitar su mejor amiga Eugenia,en su hora libre, quien para desgracia nunca se había animado a expresarle sus sentimientos porque se sentía seguro que su respuesta iba a ser algo como "te quiero solo como amigo" o "deberíamos ver a más personas" y para aún peor traía en su mano un libro el cual seguro no le iría a leer como a un bebé, no es que odiara la lectura, simplemente le resultaba más aburrido que chupar un clavo. Ni se fijo que libro era pero la saludó muy falsamente contento. Ella siempre con una buena actitud, era una mujer muy feliz con un gran empleo con muchos amigos con excelentes actitudes y dispuesta a lo que sea, todo lo contrario a Matías, se quedaron hablando toda la hora sobre sus situaciones actuales, que estaban haciendo de sus vidas. Eugenia le contaba estaba haciendo muchas actividades ya que estaba teniendo un tiempo libre a la tarde, también salía mucho con amigos de ella y él no hacía nada además de trabajar en el supermercado todo el día y al llegar a su casa lo único que quería era dormir, tomar cerveza, etc. Eugenia cambió de tema para poder hablar de algo positivo con el de algo, empezó a ofrecerle salir con ella y conocer a algunos amigos de ella pero él se negó ni el sabe porque, la verdad que pensaba en que se tenía que divertir un poco más y conocer gente. Al terminar de hablar Eugenia le entregó el libro que traía y le recomendó leerlo. No lo había tocado cuando llegó a su casa de no ser porque algún desgraciado de los que trabaja en Telecable le cortó el suministro por falta de pago, la televisión era lo único que lo entretenía.
La Carta Robada, se sentó en el sofá y comenzó a leerlo, con un par de cervezas al lado suyo en la mesita ratona del medio de su living. Al día siguiente lo despertó un bocinazo de algún demente que estaba apurado por llegar a su trabajo… medio segundo después se dio cuenta, se le había hecho 15 minutos tarde por quedarse dormido sin el reloj, no llego a leer siquiera dos párrafos que ya se había quedado dormido. Tuvo suerte de que su jefe ese día no haya ido a la sucursal para darse cuenta, para él otro día normal
Al llegar tarde al trabajo se encontró con varios compañeros disgustados por el retraso, pero no podía sentirse más inútil de lo que ya se sentía , se preguntaba si siempre sería así si había sido destinado a sufrir ese mal, pero claramente no era el momento de pensar eso ya que quedaría cual autista frente a las personas que aguardaban el la fila de la caja.
Llegando a su casa notó en la puerta una nota que decía en color rojo “Aviso de desalojo”. una pequeña parte de él se lo vio venir, pero incluso así no podía hacer nada. Para empezar parientes no tenía más que sus padres, sus padres siempre lo habían visto cual vago que no se esforzaba por nada en la vida y le dijeron que si no empezaba a trabajar y cuando vio que las cosas se ponían serias y busco un trabajo lo pusieron de patitas en la calle (o en ese departamento que le alquilaron por un mes esperando que el se pagara el resto) claro que solo lo hicieron para ponerlo en regla y que dejara de ser un vago, pero Matías no se iba a enterar de eso aunque se lo dijeran y aun así no lo entendería. para él solo lo veían como alguien que fracasaría en todo porque no se propondría nada y esto lo llevo a creérselo.
Entró a su casa, echó un vistazo y se negó a poner lo poco desvalorizado que tenía en cajas para que terminaran en la basura. Se sentó en el sofá como todos los días después del trabajo y continuó leyendo lo que había empezado, a ver si podía terminar algo en su vida. Palabra va palabra viene, el sueño ya le afectaba bastante cuando llegaba al final, tanto que otra vez no llegó a terminarlo y esto lo trastornó. Cuánta gente se daría cuenta de su falta en el mundo? a cuantos podría afectar un fracasado menos? Su casa, su madre, su empleo, su amiga, su sofá en el que había dormido los últimos 8 meses porque no podía comprar una cama, su vida había sido un fracaso tras otro, sin logro alguno que pudiera presumir a nadie.
Lo único bueno que tal vez valió la pena en su vida fue haber leído esos cuantos párrafos del libro pero al no terminarlo lamentablemente no pudo aprender nada de él. hacia días que no se afeitaba, su Gillette estaba abandonada y oxidada en el espejo del baño, era fácil quitarle la hoja de acero para apoyarla sobre su brazo y simplemente deslizarla hacia la derecha con un poco de presión, terminaría de una vez por todas con todos los problemas. estaba al borde de hacerlo de pero justo en el momento más inoportuno le agarró la intriga de saber como terminaba ese cuento, estos últimos renglones que le faltaban. Giró la cabeza hacia la izquierda, bajó la mirada y leyó ese párrafo, una vez que terminó cerró lo ojos por un minuto, luego guardó la navaja otra vez en la caja del baño que tenía su horrible casa, que a pesar de ser eso no dejaba de ser un techo.Dylan Bredeston, Francisco Martín, Lucas Goloboff
Termino de leer su texto muy desconcertada, ya que no entiendo con qué intencionalidad incorporan el cuento de Poe: los hechos narrados no guardan ninguna relación con este relato. ¿Hay un vínculo posible entre lo que insinúa el título y el deseo final del protagonista de acabar con su vida? Si fuera así, sigue sin relacionarse con "La carta robada". Además, lo elaborado no cumple con la consigna pues no hay transformación del protagonista a partir de la lectura.
ResponderBorrarTampoco se reconoce una elaboración coherente y cohesionada: el personaje se duerme leyendo un cuento de pocas páginas y en el último párrafo se afirma "Lo único bueno que tal vez valió la pena en su vida fue haber leído esos cuantos párrafos del libro". Contradicción sumamente incoherente. Es un error llamar libro a un cuento; en todo caso, Eugenia debería haberle prestado un libro de Poe del que él eligió este relato por su brevedad.
El nivel de la historia está sin elaborar, se notan diferentes manos y no una elaboración grupal. Personaje del que no se saben sus motivaciones, sin matices. El orden en que van presentando la información sobre el protagonista y su mundo no es el adecuado.
El nivel del discurso también evidencia la falta de cuidado: el narrador habla sobre lo que sucedió o sucede pero no hace que los hechos sucedan. Retomar los conceptos de la literaturidad ya vistos, aquello que define al uso estético del lenguaje y qué hace que el "cómo" se cuenta sea tan importante como la historia contada. Rever puntuación, conectores, tiempos verbales, repeticiones innecesarias.
Hacer un cuento lleva tiempo y dedicación, borradores previos, reescritura. Por esto, tuvieron varias semanas y la posibilidad de presentar borradores. Si bien esta instancia pone punto final a la actividad, no lo hace con el trabajo de reescritura sobre el texto, ya que, si quieren, hay mucho para mejorar y me gustaría leer la versión mejorada. Ojalá tengan las ganas y el entusiasmo, porque a escribir se aprende escribiendo.
Nota final: 4 cuatro)