lunes, 5 de mayo de 2014

La inexplicable muerte del señor Núñez 

En una cálida tarde de verano, estaba en la plaza que se situaba a dos cuadras de mi casa, leyendo un libro que me habían regalado para mi cumpleaños que había sido hace unos días. Ese libro era uno de aquellos policiales en el cual, el protagonista era un personaje muy inteligente que resolvía casos imposibles, que solo él podía resolver, como Sherlock Holmes.

En la vereda de enfrente, en la casa más grande, había ocurrido un homicidio. Habían asesinado a Tomás Núñez, que era dueño de una empresa de seguros. Tenía una esposa que, al pasar los años como vecinos, nos hicimos amigos. Ayer, cuando volví de hacer las compras, me encontré a la señora Núñez sentada en un banco de la plaza muy triste; así que me acerqué y charlamos un largo rato. Luego de varias horas de conversación, me contó que la policía no pudo encontrar información alguna sobre la muerte de su esposo, así que le ofrecí mi ayuda, ya que me estaba haciendo viejo y tenía ganas de hacer algo en mi tiempo libre. Así que me dijo todo lo que sabía sobre su esposo para que yo pudiera iniciar mi investigación. Todos los datos que me había brindado la esposa del fallecido era que el cuerpo de Tomás lo habían encontrado envenenado. También me contó que con su único hermano tenían una enemistad muy grande, debido a que el hermano, cuando trabajaba con él, le sacaba plata hasta que él se enteró y lo despidió.  El hermano se había ido de la empresa enojado y se dejaron de hablar.

Al día siguiente me levanté temprano y me dirigí a un bar para encontrarme de vuelta con la señora Núñez. Mientras la esperaba, seguí con mi lectura del libro que me habían regalado. Se trataba de un hombre que llevaba una vida muy aburrida, sin emociones, hasta que un día, sin darse cuenta, se enredó en una investigación de un homicidio. El tiempo pasaba y ella no aparecía, así que la llamé y me dijo que al final no podía ir porque estaba muy ocupada. Entonces, me quedé leyendo un poco más y después me dirigí a la casa del hermano del difunto para hacerle una serie de preguntas. Llegué a la casa, golpeé la puerta, y escuché una voz que atravesaba la puerta preguntándome quien era y yo le respondí, mintiéndole, que era un detective y que necesitaba hablar con el dueño de la casa por la muerte de su hermano. Una vez que se abrió la puerta, salió un hombre de aproximadamente treinta años, y me dijo que pase. Cuando entramos me ofreció una taza de café, la cual yo acepte. Nos sentamos en la mesa y comencé con mis preguntas. Él me dijo datos que la esposa de Núñez no me había dicho. Me contó que la esposa, al morir Tomás, había heredado la casa junto con la plata, lo cual a él le resultaba muy sospechoso, porque antes del incidente que había tenido con Tomás, notó que él y su esposa se peleaban mucho. Después le pregunté sobre ese incidente que había tenido con su hermano y él me dijo que se sentía muy apenado por lo sucedido porque se dio cuenta que había estado muy mal lo que había hecho; y se sentía triste por perder la oportunidad de haberse disculpado y arreglar las cosas con Tomás. Una vez terminado le di las gracias y me retiré de su casa para ir a la empresa de seguro a hablar con los empleados. Mientras viajaba, me quedé pensando en lo que me había dicho el hermano de Tomás, sobre lo que me contó sobre la señora Núñez. Yo no quería pensar que ella hubiera llevado a cabo el asesinato de su esposo, pero era muy sospechosa. Una vez que llegué a la empresa, me reuní con el mejor amigo del fallecido, llamado Pablo, que antes trabajaba para él  y le pregunté si podía hacerle algunas preguntas sobre su mejor amigo . Todo lo que me había dicho ya lo sabía, pero me dijo que Tomás, unos días antes de que fuera asesinado, le había contado que descubrió a su esposa engañándolo con uno de sus amigos, pero ella no se había dado cuenta que él los vio y Tomás prefirió no decírselo.

Con todos los datos que me habían brindado el hermano y el mejor amigo de Tomás Núñez, estaba casi seguro que la persona que lo había matado fue su propia esposa, pero no tenía pruebas, así que decidí visitar a la señora Núñez para, cuando se distraiga, investigar en la casa con la excusa de contarle los datos que había encontrado. Al llegar a la casa, me recibió el mayordomo de la señora Núñez. El me dijo que ella tardaría en llegar pero que podía esperarla adentro de la casa. Mientras la esperaba aproveché para hacerle preguntas al mayordomo. No me dijo nada que no supiera pero mientras hablaba con él, noté que había una cosa en la esquina de la pared que apenas se notaba, y le pregunté que era y me dijo que era una cámara. Me dijo que había cámaras en todas las habitaciones, que las había puesto el señor Núñez antes de morir, y que era un secreto entre ellos, pero el mayordomo no sabía porque no lo tenía que saber la dueña de la casa. Más tarde, supuse, que con las cámaras, se dio cuenta que su esposa lo engañaba.

Luego, le pedí al mayordomo si me podía mostrar todo lo que se había grabado el día del crimen, y el accedió  a mostrarme. Aproveché que la señora Núñez no llegaba hasta las siete, así que me quedé observando las grabaciones. No encontraba nada hasta que vi algo que me dejó impactado. A las diez de la noche de ese día, la señora Núñez le sirvió una copa de vino a su esposo, pero antes de servírselo, le había puesto algo a la copa, que mas tarde supe que lo que le había puesto era cianuro. Él se lo tomó y, al cabo de unos minutos, se desplomó.

Al ver esto, llamé a la policía enseguida y cuando vinieron les conté todo y les mostré la grabación. Cuando llegó la señora Núñez, la policía la interrogó y se la llevaron a la comisaría.
Luego de unos meses, en el juicio, la señora Núñez confesó que fue ella quien llevó a cabo el asesinato para quedarse con la herencia de su esposo y vivir con su amante. El juez la declaró culpable y se la llevaron a la cárcel.

Debido a este caso que resolví, no había tenido tiempo para terminar el libro, pero hace unos días lo terminé. El protagonista termina resolviendo el caso y se encuentra al culpable del homicidio, luego, por resolverlo, es contratado como detective, y se le termina el aburrimiento que antes tenía. Bueno ahora me despido porque la policía me llama para resolver otro caso.

Ariel Viñales, Nahuel Campagne, Ivan Ioshimitsu
  


1 comentario:

  1. Si bien esta instancia pone punto final a la actividad, no lo hace con el trabajo de reescritura sobre el texto, ya que hay mucho todavía que puede mejorar. Ojalá tengan las ganas y el entusiasmo, porque a escribir se aprende escribiendo.
    El resultado al que llegan es un producto confuso en el que no se reconoce una elaboración que se tomó tiempo y cuidado; además, predomina el decir sobre el narrar, puesto que no consiguen dar con el discurso adecuado. El narrador habla sobre lo que sucedió o sucede pero no hace que los hechos sucedan. Repensar qué hace que el "cómo" se cuenta sea tan importante como la historia contada.
    La historia no sólo es previsible sino que no .cumple con las condiciones del género policial. Antes de llegar a la mitad ya se sabe el desenlace, así lo que sigue resulta redundante e innecesario. Incomprensible que el mayordomo le dé información que no le ha dado a la policía; solo con la filmación, queda desbaratada su investigación, El título no es coherente, pues este asesinato se explica; está tan claro que no hay enigma ni dificultad.
    Rever puntuación, conectores, tiempos verbales, repeticiones innecesarias; uso de preposiciones, concordancia, ortografía.
    Nota final: 4 (cuatro)

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