martes, 7 de octubre de 2014

Análisis “Carta a una señorita en París’’

“Carta a una señorita en París’’ es un texto narrativo, perteneciente al género fantástico, que cuenta la historia de un hombre que se muda a un lugar transitorio que pertenece a una mujer (Andrée) que está de viaje en París. Este hombre suele vomitar conejitos, acción que se vuelve más frecuente cuando se instala en el departamento prestado. En éste vive Sara, una empleada doméstica que tiene como tarea el mantener el excesivo orden del lugar. Por esta razón, el hombre idea un plan para evitar que Sara descubra su padecer. Esconde los conejos en el armario y se ocupa de ellos durante la noche cuando aquella está durmiendo.
Sin embargo, este tiempo es suficiente para que los animales destrocen algunas pertenencias de la dueña, las que él intenta reparar. Finalmente, cuando vomita el conejito número once, la situación lo sobrepasa por lo cual decide matar a los conejos arrojándolos por el balcón de la casa y luego es él quien salta al vacío.
Del análisis del cuento puedo destacar los pasajes, que predominan en el relato. El primer indicio de pasaje, es el hecho de que el escritor es traductor: pasa de un idioma a otra (Francés, Inglés y Español). Un segundo indicio es que vive viajando, es decir que pasa de un lugar a otro. Odia armar y desarmar maletas, pasa de llenarlas a vaciarlas todo el tiempo “…cuando yo veo las correas de las valijas es como si viera sombras, elementos de un látigo que me azota indirectamente, de la manera más sutil y más horrible”. La “carta” en sí misma es un pasaje; en ella pasa a palabras lo que le sucede/siente.
El elemento fantástico del cuento, es el vómito de los conejitos. Yo creo que esta acción, que es involuntaria, es la forma que el personaje tiene de revelarse, inconscientemente, contra el orden que tiene la casa de Andrée, en la que él se siente sofocado.
La llegada a la casa de Andrée le produce un conflicto. Y se convierte en un indicio de lo que puede significar el conejo en el cuento: "Entre el primero y segundo piso, Andrée, como un anuncio de lo que sería mi vida en su casa, supe que iba a vomitar un conejito. En seguida tuve miedo”. Vomita un conejo en el ascensor, entre el primer y el segundo piso (otro pasaje). Pero no se sorprende por el hecho en sí, sino por la cercanía de tiempo entre este vómito y el anterior, que había sido hacía apenas dos días. Su sorpresa se debe a que regularmente lo hacía cada cuatro a seis semanas.
El hábito de vomitar conejos no lo preocupaba, ni sentía que debía tener vergüenza por eso. Es más, lo alivia, porque le permite expulsar hacia el exterior sus represiones.
Pero en la casa de la mujer, se convierte en una situación que no puede manejar cuando vomita el conejo número 11, porque este número simboliza el conflicto, frente al número 10, que significa la perfección. Ese es el momento en el que decide el desenlace de su vida y la de sus conejos, que se iban sumando y de los que no podía desprenderse, regalándolos, como hacía siempre. Se resigna, pierde la esperanza, y decide matar a los conejos y suicidarse.
La calle en la que se encuentra el departamento, Suipacha, es el nombre de una batalla, en este caso, la batalla de él contra los conejos.


Lucas Goloboff

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