domingo, 6 de julio de 2014

Invierno del '76

Se sentó frente al escritorio y tanteó uno de los estantes en busca de sus anteojos, que después de un rato notó que estaban colgados de su cuello. “Las peripecias de la edad” pensó, esbozando una sonrisa. No sabía cómo ni por dónde empezar a escribir. La había cansado bastante el trabajo de ese día en la organización. Pensó en el pasado, dejó entrar los recuerdos. Agarró una pluma que tenía a un costado y comenzó.

“Me acuerdo que mi hija quería quedar embarazada desde hacía un tiempo, un año aproximadamente. Los últimos meses había dejado de intentarlo, la situación en la que se hundía el país ocupaba toda su atención. Les gustaba llamarlo proceso de reorganización nacional. Me daba gracia de una forma irónica que los militares autodenominaran su gobierno de facto así. ¿Tan caraduras podían ser? Sí, sin duda. Volviendo a mi hija, un día de ese julio helado de 1976 me contó que iba a ser mamá.”

Se pasó la mano por la cara frotándose los ojos. Con estos recuerdos, el poco sueño que tenía se le había ido. Le era difícil revivir todo eso, le parecía que ya no era la misma persona de esa época, se sentía alguien totalmente diferente.

“Pero con la buenas noticias también llegaban las malas: mi hija se iba del país. Exilio. Me pareció algo tan fuerte de escuchar que tuve que sentarme. Mi hija y Juan, su pareja, militaban en la JP desde que habían terminado el secundario. Yo sabía que era muy peligroso, pero nunca llegue a pensar en la posibilidad de que tuvieran que irse. Estaba en shock. También estaba en negación. En ese momento tuve un pensamiento bastante egoísta, sólo pensaba en que me iba a quedar sola en Buenos Aires. Sin nadie. Sin hija y sin nieto. Sin familia. Se los dije y la respuesta fue chocante: “mejor quedarse sin hija y sin nieto porque están afuera del país que porque están muertos”. Me hablaron de los asesinatos, los secuestros, las desapariciones y hasta de la expropiación de bebés. Todo era nuevo para mí. Sabía que estaban pasando cosas mala, graves, pero nunca de esa magnitud. Al final tuve que desistir. Mientras ellos estuvieran bien yo estaría bien.”

Se levantó y se preparó un té. Le dolía la cabeza. Con el té en mano y tomando un sorbo, prosiguió.

“El destino era México. Primero habían pensado en Europa porque muchos países de Latinoamérica estaba viviendo una oleada de golpes militares. Ellos decían que no era una casualidad, y ahora sabemos bien que tenían razón. Terminaron decidiéndose por México gracias a que la distancia era menor. Esto me terminó por convencer, les dije que capaz podían venir a visitarme alguna vez. Sabía que no iba a pasar, y mi hija me lo aclaró, pero me consoló diciéndome que íbamos a hablar todos los días por teléfono.”

Los ojos se le llenaron de lágrimas. Siempre que hablaba de su hija le pasaba lo mismo.

“Habíamos quedado en que yo los llevaba al aeropuerto. Cuando llegué la puerta de la casa estaba abierta. Adentro estaba todo desordenado, la casa patas para arriba. Llamé a mi hija, a Juan, pero la casa estaba vacía. Los busqué durante meses. No importaron mis gritos, mis súplicas, ni mis llantos, nadie me daba una respuesta. Yo los buscaba por todos lados. Una vez un jefe de policía me dijo “Señora, si no quiere que le pase lo mismo que a su hija, deje de buscar”. No podía darme por vencida, tenía que seguir por mi hija y por mi nieto. Sigo buscándolos hasta el día de hoy. Sólo yo sé cuánto sufrí. Yo y esas otras  abuelas que tengo la suerte de tener a mi lado hoy. Con ellas encabezamos la lucha. Que no quepa duda, nosotras vamos a encontrar a nuestros nietos. Y vamos a devolverles la identidad que les fue arrebatada.”

Firmó a un costado de la hoja y puso el sello de las Abuelas de Plaza de Mayo.

Abril Rodríguez Bompas

1 comentario:

  1. Abril: muy buena la elección del flash-back ya que este recurso le imprime un ritmo ágil a una historia tan conocida que podría resultar agobiante si fuera lineal. sin embargo, los recuerdos no son creíbles como tales pues se limitan a dar información en un tono explicativo, que alejan la narración de lo ficcional y no conmueven.
    No hay construcción de la época solo se la menciona.
    Rever puntuación y algunas oraciones mal estructuradas.
    Nota: 7

    ResponderBorrar