Ansias de
libertad
Su nombre es
Jacinta, es mulata esclava de don José Antonio Arcos. Hace algún
tiempo que trabaja en la casa de este español. Su madre se fue a
trabajar con otra familia al interior y su hermana en otra casa
aledaña.
En esta época,
los esclavos no tenían ni derechos ni libertad, ya que eran
propiedad de su amo. Su amo era su dueño. Eran como una mercancía
que podía comprarse y venderse. Los amos estaban obligados a darles
un lugar donde vivir, debían alimentarlos, vestirlos y hacerlos
asistir a misa. Si estas condiciones no se cumplían, el esclavo
podía acusar a su amo de maltrato, de incumplimiento de sus deberes
y podía pedir cambiar de dueño.
A veces los amos
liberaban a sus eclavos y otras veces los mismos esclavos podían
comprar su libertad, si lograban juntar el dinero suficiente para
hacerlo. Y de esta posibilidad: la de poder obtener su libertad, es
la de que Jacinta tiene como Sueño y que desea profundamente que se
haga realidad.
Buenos Aires
colonial… calles empedradas, casas bajas, vendedores callejeros….
Venta de pan, empanadas, velas…
Jacinta trabajaba
como personal de servicio en la casa de su amo. Tenía a cargo los
quehaceres domésticos, acompañaba a su ama en sus obligaciones y
cuidaba los los hijos de su dueño, quienes la querían mucho. Su
madre había venido desde África, en barco y había sido vendida
como esclava en Brasil para ser luego traída a Buenos Aires…
Siempre había sido esclava.
En aquella época,
los españoles traían africanos porque tenían mayor resistencia y
capacidad de trabajo. Así los tratantes de negros, que eran
comerciantes ingleses y portugueses, los capturaban en África, los
trasladaban en barcos y los vendían como esclavos en los puertos
americanos.
Jacinta no quería
ser esclava toda su vida. Soñaba con poder gozar algún día de la
bendición de ser libre, de tener su propia libertad. El domingo era
el día de descanso y todos los habitantes de la ciudad asistían a
misa. Jacinta acompañaba a misa a su dueña. A la salida se
enteraban de las novedades del pueblo. Era un momento de reencuentro
con la gente del lugar. Cuando era el cumpleaños del rey, se
celebrara con ceremonias, procesiones y una fiesta en la calle.
Por la mañana, en
la semana, Jacinta acompañaba a su dueña a la plaza. Allí
realizaban la compra de productos muy variados. Por la tarde, salían
a dar un paseo por los paseos y la arboleda más cercana. Sus amos
asistían a las llamadas tertulias, donde se divertían junto a la
gente de su clase social. Jacinta se divertía cantando y bailando
en reuniones que hacía la gente de su misma clase y condición.
Jacinta decidió
entonces, soñar un poco mas allá pidiendo a sus amos que le
pusieran un precio justo para poder comprar su Libertad. Sus amos le
pusieron un precio muy alto, que Jacinta no podía pagar. Fue muy
triste y terrible….. Desde el día en que Jacinta hizo el pedido,
el trato que le daban sus amos era muy cruel. Esa noche no le dieron
de comer, la azotaron y no le permitieron ir a misa. El trato diario
se hizo insoportable.
Por todo esto,
Jacinta decide escaparse de la casa y desesperada se ampara en un
quilombo donde ella sabía que muchos de su condición solían buscar
refugio en caso de necesitar ayuda. Contó su situación y lo que le
había sucedido a los negros que allí estaban y esa noche, Jacinta
permaneció en aquel lugar, pensando y pensando como podría llegar a
gozar de su tan ansiada libertad. Pidió ayuda, refugio y consuelo.
Pasaron pocos días… fueron tan solo cinco días, cuando uno de los
negros que allí estaban no tuvo mejor idea que delatarla…. ¡Qué
traición!
Jacinta fue a
parar a la casa intendente del lugar. Un hombre soberbio y poco
amistoso. El intendente, don Juan de la Cruz, se enteró de la
historia de Jacinta, y lejos de ser amable y compasivo, la trató con
rencor, rudeza y crueldad, ya que pensaba que no era digno que
Jacinta renegase de su condición de esclava.
La situación fue
mucho peor que antes. Lamentablemente todo empeoró muchísimo más.
Jacinta hacía trabajos muchos más pesados, era maltratada todo el
tiempo y también humillada. No había por el momento, ninguna
oportunidad que le permitiera salir de ese tormento.
Esto duró un
tiempo…. Hasta que un día, apareció Felipe de la Serna , el
pretendiente de Rosalía, la hija del intendente y futuro yerno del
intendente. Felipe frecuentaba la casa de don Juan de la Cruz… Y
miraba con buenos ojos a Jacinta, quien siempre se mostraba bien
dispuesta a sus quehaceres, amable y hacendosa.
Felipe era un
hombre honrado y trabajador, honesto y caritativo. Todo lo
contrario de su futuro suegro. Jacinta, presintiendo la bondad de
Felipe, decide escribirle una carta, en la que le pide ayuda. Le
cuenta de su desdichada e infeliz situación. Del maltrato que
padeció con su antiguos amos y del sufrimiento de su actual
condición. De querer comprar su libertad y de la puesta de un
precio muy alto que no podía pagar.
Felipe, conmovido
por la carta y las sinceras palabras de Jacinta, decide comprarla a
cambio de unas tierras que ofrece a don Juan de la Cruz en paga por
la esclava. Felipe otorga así la libertad a la negra de esta
historia.
Desde ese día, la
vida de Jacinta cambió para siempre. Ahora sí, ya podría disfrutar
y gozar de su tan Ansiada Libertad.
Julián Rial
4to. 1ra.
Julián: planteás una idea sencilla y clara; sin embargo, los hechos suceden y se resuelven con demasiada facilidad para el contexto en que se ubican y de manera muy trillada. Además, no lográs dar con el tono narrativo y predomina el decir. Por esto, no logra conmover ni involucrar afectivamente al lector.
ResponderBorrar¿Cómo interviene tu imaginación en la elaboración de esta historia? ¿Cuál es la transformación de la realidad que te propusiste al escribirla? ¿Cuál es el valor literario? Queda pendiente la literatura, poner en juego lo que vamos viendo a medida que avanzamos.
Rever uso de puntuación, construcción de párrafos y conectores lógicos. Algunas incoherencias en el contenido, por ejemplo: ¿cómo puede proponer comprar su libertad?, ¿con qué dinero?; si el esclavo que la delata, también ha escapado de su amo, ¿cómo arriesgarse y por qué?
Nota: 5