martes, 1 de julio de 2014

Ansias de Libertad

Ansias de libertad

Su nombre es Jacinta, es mulata esclava de don José Antonio Arcos. Hace algún tiempo que trabaja en la casa de este español. Su madre se fue a trabajar con otra familia al interior y su hermana en otra casa aledaña.
En esta época, los esclavos no tenían ni derechos ni libertad, ya que eran propiedad de su amo. Su amo era su dueño. Eran como una mercancía que podía comprarse y venderse. Los amos estaban obligados a darles un lugar donde vivir, debían alimentarlos, vestirlos y hacerlos asistir a misa. Si estas condiciones no se cumplían, el esclavo podía acusar a su amo de maltrato, de incumplimiento de sus deberes y podía pedir cambiar de dueño.
A veces los amos liberaban a sus eclavos y otras veces los mismos esclavos podían comprar su libertad, si lograban juntar el dinero suficiente para hacerlo. Y de esta posibilidad: la de poder obtener su libertad, es la de que Jacinta tiene como Sueño y que desea profundamente que se haga realidad.
Buenos Aires colonial… calles empedradas, casas bajas, vendedores callejeros…. Venta de pan, empanadas, velas…
Jacinta trabajaba como personal de servicio en la casa de su amo. Tenía a cargo los quehaceres domésticos, acompañaba a su ama en sus obligaciones y cuidaba los los hijos de su dueño, quienes la querían mucho. Su madre había venido desde África, en barco y había sido vendida como esclava en Brasil para ser luego traída a Buenos Aires… Siempre había sido esclava.
En aquella época, los españoles traían africanos porque tenían mayor resistencia y capacidad de trabajo. Así los tratantes de negros, que eran comerciantes ingleses y portugueses, los capturaban en África, los trasladaban en barcos y los vendían como esclavos en los puertos americanos.
Jacinta no quería ser esclava toda su vida. Soñaba con poder gozar algún día de la bendición de ser libre, de tener su propia libertad. El domingo era el día de descanso y todos los habitantes de la ciudad asistían a misa. Jacinta acompañaba a misa a su dueña. A la salida se enteraban de las novedades del pueblo. Era un momento de reencuentro con la gente del lugar. Cuando era el cumpleaños del rey, se celebrara con ceremonias, procesiones y una fiesta en la calle.
Por la mañana, en la semana, Jacinta acompañaba a su dueña a la plaza. Allí realizaban la compra de productos muy variados. Por la tarde, salían a dar un paseo por los paseos y la arboleda más cercana. Sus amos asistían a las llamadas tertulias, donde se divertían junto a la gente de su clase social. Jacinta se divertía cantando y bailando en reuniones que hacía la gente de su misma clase y condición.
Jacinta decidió entonces, soñar un poco mas allá pidiendo a sus amos que le pusieran un precio justo para poder comprar su Libertad. Sus amos le pusieron un precio muy alto, que Jacinta no podía pagar. Fue muy triste y terrible….. Desde el día en que Jacinta hizo el pedido, el trato que le daban sus amos era muy cruel. Esa noche no le dieron de comer, la azotaron y no le permitieron ir a misa. El trato diario se hizo insoportable.
Por todo esto, Jacinta decide escaparse de la casa y desesperada se ampara en un quilombo donde ella sabía que muchos de su condición solían buscar refugio en caso de necesitar ayuda. Contó su situación y lo que le había sucedido a los negros que allí estaban y esa noche, Jacinta permaneció en aquel lugar, pensando y pensando como podría llegar a gozar de su tan ansiada libertad. Pidió ayuda, refugio y consuelo. Pasaron pocos días… fueron tan solo cinco días, cuando uno de los negros que allí estaban no tuvo mejor idea que delatarla…. ¡Qué traición!
Jacinta fue a parar a la casa intendente del lugar. Un hombre soberbio y poco amistoso. El intendente, don Juan de la Cruz, se enteró de la historia de Jacinta, y lejos de ser amable y compasivo, la trató con rencor, rudeza y crueldad, ya que pensaba que no era digno que Jacinta renegase de su condición de esclava.
La situación fue mucho peor que antes. Lamentablemente todo empeoró muchísimo más. Jacinta hacía trabajos muchos más pesados, era maltratada todo el tiempo y también humillada. No había por el momento, ninguna oportunidad que le permitiera salir de ese tormento.
Esto duró un tiempo…. Hasta que un día, apareció Felipe de la Serna , el pretendiente de Rosalía, la hija del intendente y futuro yerno del intendente. Felipe frecuentaba la casa de don Juan de la Cruz… Y miraba con buenos ojos a Jacinta, quien siempre se mostraba bien dispuesta a sus quehaceres, amable y hacendosa.
Felipe era un hombre honrado y trabajador, honesto y caritativo. Todo lo contrario de su futuro suegro. Jacinta, presintiendo la bondad de Felipe, decide escribirle una carta, en la que le pide ayuda. Le cuenta de su desdichada e infeliz situación. Del maltrato que padeció con su antiguos amos y del sufrimiento de su actual condición. De querer comprar su libertad y de la puesta de un precio muy alto que no podía pagar.
Felipe, conmovido por la carta y las sinceras palabras de Jacinta, decide comprarla a cambio de unas tierras que ofrece a don Juan de la Cruz en paga por la esclava. Felipe otorga así la libertad a la negra de esta historia.
Desde ese día, la vida de Jacinta cambió para siempre. Ahora sí, ya podría disfrutar y gozar de su tan Ansiada Libertad.

Julián Rial 4to. 1ra.


1 comentario:

  1. Julián: planteás una idea sencilla y clara; sin embargo, los hechos suceden y se resuelven con demasiada facilidad para el contexto en que se ubican y de manera muy trillada. Además, no lográs dar con el tono narrativo y predomina el decir. Por esto, no logra conmover ni involucrar afectivamente al lector.
    ¿Cómo interviene tu imaginación en la elaboración de esta historia? ¿Cuál es la transformación de la realidad que te propusiste al escribirla? ¿Cuál es el valor literario? Queda pendiente la literatura, poner en juego lo que vamos viendo a medida que avanzamos.
    Rever uso de puntuación, construcción de párrafos y conectores lógicos. Algunas incoherencias en el contenido, por ejemplo: ¿cómo puede proponer comprar su libertad?, ¿con qué dinero?; si el esclavo que la delata, también ha escapado de su amo, ¿cómo arriesgarse y por qué?
    Nota: 5

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