viernes, 4 de julio de 2014

Otra Historia


Era lunes a la madrugada, me levantaba obligadamente de mi cama para prepararme el desayuno. No había dormido muy bien, habíamos vuelto muy tarde de una fiesta familiar y además nos habían registrado el auto unos oficiales. Por suerte no había dejado ninguno de mis libros de Cortazar o uno de mis cassettes de León Gieco, solo uno de Spinetta que me gustaba escuchar con mis papás.                                                                                                                                                                             
Estaba realmente fatigado y  pensé por un momento en no ir a la escuela y al ir a la cocina me encontré con mi mamá. No podía creer que esté despierta a esa hora. Pensé en pedirle faltar a la escuela pero sabía de antemano cual sería la respuesta. Antes de irme tuvimos una conversación.  A ella no le gustaba para nada la idea de que esté en el centro de estudiantes ya que había escuchado de algunos compañeros de su trabajo que habían desaparecido varios estudiantes. Al terminar me dio un abrazo fuerte y me fui al colegio.
   Cuando llegué, me junté con mis amigos a charlar sobre que había hecho cada uno el fin de semana pero no todos hacían muchas cosas últimamente. Estuve distraído o durmiendo en todas las clases que tuve en el día, en lo único en lo que pensaba era que mi padre volvía ese mismo día de Estados Unidos. Estaba ansioso de verlo, hacía mucho que tiempo que lo había mandado su jefe hacia allá para resolver unas cuestiones. Lo genial era que siempre traía una que otra cosa de sus viajes que acá no se vendían como discos o juguetes, ropa, etc. En fin, estaba impaciente porque suene el timbre para poder irme a mi casa, estaba muerto de hambre; al menos la hora de matemática se pasó rápido y en lo único que me concentraba era en resolver los ejercicios. 
   Ni bien tocó el timbre de salida me fui lo más rápido que pude del colegio y me quedé hablando con unos amigos un rato más en la calle, planeando juntarnos o hacer una fiesta aunque no estábamos seguros de que eso sea posible, ya que no se podía hacer reuniones. Y por las noches, caminar solo no era muy seguro, entonces no se llegó a nada y quedamos en discutirlo durante la semana. 
   Al llegar a mi casa entré pensando en que mi papá ya había llegado, pero no, todavía no estaba en casa, ni mi madre ni mi hermano estaban, así que me di cuenta que seguramente lo habían ido a buscar al aeropuerto. En eso me recosté un rato en el sillón del living y prendí la radio para escuchar las noticias y dormir un poco de siesta hasta que llegara mi familia. 
   Mi papá me despertó y le di un abrazo, estaba algo cansado con un poco de mal humor pero hice un esfuerzo en no desquitarme con él. El almuerzo estuvo algo tranquilo, mi mamá había hecho un pollo a la mostaza con papas al horno que le había quedado rico, pero no se veía muy atenta,  sino algo distraída, algo le debió haber inquietado en ese momento. Mi hermano estaba comiendo y verdaderamente contento de que haya vuelto papá pero yo creo que estaba más contento porque él trajera regalos. Siempre nos los daba después de comer. 
    Cuando terminamos de almorzar ayudé a mi mamá a levantar la mesa mientras mi hermano y mi papá iban al living a esperarnos,  aunque al terminar, mi mamá me dijo que iría a dormir un poco y que lavaría los platos luego. Papá sacó los regalos de su maleta.
   A mamá le había traído unos maquillajes y unas herramientas de cocina, a mi hermano un auto a control remoto y unos walkee talkie y para mí el quinto disco de Queen que habían lanzado el año anterior,  uno de David Bowie y un walkman nuevo. 
   A la tarde de ese día estuve pasando los discos a casettes. No me tomó mucho tiempo. Pero mientras estaba haciéndolo mi papá entró al cuarto preocupado y algo cansado por el viaje. Le pregunté que era lo que necesitaba, me preguntó por qué estaba asistiendo al centro de estudiantes, me dio un sermón diciendo que estaban pasándole cosas malas a los jóvenes o incluso adultos que contradecían la ley, eso me asustó un poco pero sabía que no iba a dejar de ir ya que me había comprometido a asistir. En esa conversación me planteó ir el domingo a la cancha a ver a River. A mí no me gustaba mucho el fútbol pero la pasaba bien cuando iba a la cancha con él y disfrutaba del partido. El partido sería por el campeonato .
    Al otro día en la escuela me puse a conversar con mis amigos para arreglar el tema de la fiesta, les conté sobre las cosas que me había traído mi papá y me dijeron de llevar los discos para escucharlos entre todos. Iba a ser un fin de semana agradable, el sábado la fiesta y el domingo iría a la cancha a ver el partido con mi papá.
    Ya era sábado por la noche. La semana se había pasado más rápido de lo que esperaba, me estaba preparando para irme.  Papá me llevó. Más que una fiesta era una reunión de amigos, me habló todo el camino y yo mucha atención no le presté, algo escuche de llamarlo para que me pase a buscar y que no tendría que ser muy tarde ya que al otro día tenía que acompañarlo a la cancha.
   Al principio la reunión fue tranquila. Éramos un par  escuchando los discos  que llevé, otros conversando en el sillón. Luego llegaron unos compañeros  que trajeron alcohol, no quería imaginarme de donde. En ese momento todos comenzamos a beber, incluso yo, entre vaso y vaso me fui poniendo en peor estado. Al tener un estado de ebriedad en el que no sabía qué hacer, quise irme a mi casa. En la casa en la que estaba no funcionaba el teléfono. No estaba tan lejos de mi casa así que decidí irme caminando, me despedí de mis compañeros y me retiré. Hacía demasiado frío esa noche y yo no me sentía muy bien pero seguí caminando. Cuando estaba a mitad de camino me pararon unos oficiales que me pidieron los documentos y al no tenerlos y estar ebrio me llevaron a la comisaría. Durante el trayecto me puse algo nervioso. Uno de los policías me pidió mi nombre y apellido, yo le di todos los datos que pude de mi, en eso el oficial que estaba al lado mío revisa unos papeles y sonriente me dice : a vos te buscábamos!
El resto es otra historia.
 DYLAN BREDESTON

1 comentario:

  1. Dylan: la idea es buena y podrías con ella hacer un muy buen cuenyo, pero necesita trabajo. Hay en la historia un manejo superficial y, a veces contradictorio,erróneo de la época en que ubicás los hechos. Por ejemplo, construís un proagonista que se supone tiene un compromiso ya que milita en el centro de estudiantes y es la causa por la que lo detienen; sin embargo, nada indica un accionar y una conciencia que sean coherentes con esto. Gran parte de la información (el viaje del padre, su regreso, los regalos) resulta absolutamente prescindible pues no cumple una función lógica;si se trata de demorar el desenlace, deberías haber generado tensión e ir preparando el clima. Además, está apurado por llegar a casa pero se queda conversando, escucha música en inglés, solo le preocupa qué le trajo su padre de regalo. Creo que partís del desconocimiento de la época, que no investigaste lo suficiente. Repensar la conducta en la fiesta; adolescentes que parecen actuales pero no los de los '70; ¿"contradecir la ley"?; ¿funcionaban los centros de estudiantes durante la dictadura?
    Rever uso de tiempos verbales, vocabulario repetitivo y escaso, conectores lógicos.
    Nota: 4

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