lunes, 7 de julio de 2014

La guerra

      Recuerdo esa mañana de Abril, me desperté como todas las mañanas de ese entonces para ir al colegio. Una vez que llegamos con mis hermanos, cuando formamos todos para izar la bandera, la directora nos informa que era un día muy especial. ¡Habíamos vuelto a recuperar nuestras islas! Lo decía con una alegría que nos contagiaba a todos. Todo era festejos y emocion. Parecía el mismo clima que teníamos cuando ganamos el mundial del ’78. En mi colegio había dos patios y en honor a las Malvinas se las nombró a una “Gran Malvina” y a la otra “Soledad”. 
    Finalmente fue todo una ilusión, el desengaño de sentirnos decepcionados y que esto había sido todo en vano. 
    Tenía 8 hermanos y yo era él del medio con 13 años de edad. Cuando empieza la guerra, Raul Ortiz, mi hermano mayor de 19 años. Fue llamado para reincorporarse nuevamente al servicio militar para ir a la guerra. 
    Sabíamos que debía presentarse al servicio donde el realizo la colimba el año anterior, en este caso en Mercedes, Corrientes. Cuando supimos su fecha de partida, familiares y amigos fuimos a despedirlo. Entre angustia y lágrimas, veíamos partir la camioneta con los 4 soldados de mi pueblo. Pasaron 30 días del inicio de la guerra, y durante ese periodo nos comunicábamos cada tanto con cartas que iban y venían. Hasta que dejamos de tener respuestas. Llegamos a la conclusión de que ya fue su fin. Mi madre entristecida con solo el hecho de que su hijo vaya a la guerra, entró en un estado de depresión que nadie lo podía controlar, así fue como entonces la llevo a su muerte. Todo iba de mal en peor. 
       No podía quedarme con los brazos cruzados y por eso fui a la casa de la familia de Juan, uno de los 4 soldados del pueblo, para ver si ellos seguían comunicándose con él. Al saber que era así, no perdi la oportunidad de escribirle una carta preguntándole sobre mi hermano. Una semana después, obtuve su respuesta. “…El grupo de Raúl, integrado por 6 personas, estaban a cargo del armamento pesado, operaban una ametralladora antiaérea. Después de un largo combate que duro toda la noche, a la madrugada ya no se supo más de ellos”.                   Pasaron los días, donde nos llenábamos de ilusiones con los relatos que escuchábamos por la radio de los combates aéreos de pilotos argentinos que derribaban aviones enemigas. Asi eran generalmente las noticias, todas “positivas”. 
       Finalmente, el 13 de junio las Fuerzas Británicas penetran las defensas argentinas terminando la guerra el 14. Unos 20 dias despues aproximadamente, llega el tren con los soldados sobrevivientes, todos fuimos a la estación con esperanza de reencontrarnos con a mi hermano de nuevo. No me esperaba semejante situación al ver bajar a los combatientes en distintas situaciones físicas como faltarle un brazo o una pierna. Mi mirada se perdia entre tanta gente que había. A lo lejos vi bajar a Juan y detrás de él, a Raul. Fue un momento de alegría inmensa. Pero lo mas triste era ver a esas familias desesperadas al no encontrar a su ser querido. 
        Raúl no podía creer que él haya vuelto y nuestra madre se haya ido. Nos contó en una oportunidad que él y su grupo fue capturado como prisionero después de una larga noche de combate, la cual perdió a su mejor amigo. Lo tenían en un barco ingles que era un hospital donde se encontraban tanto prisioneros como soldados enemigos heridos y una vez terminada la guerra los liberaron en perfecta condiciones y salud. 
       Con mis hermanos y mi padre pasamos por momentos muy tristes al ver la secuela que le quedo de aquella guerra como despertarse con pesadillas o alucinaciones de volver a vivir los combates, le llevo tiempo recuperarse con tratamientos psicológicos. 
      Una frase que siempre recuerdo que decía fue “Esos chicos dieron lo más sublime que alguien puede dar: su vida”

Melody Ortiz

1 comentario:

  1. Melody: si bien construís una buena historia, no logra conmover como podría porque los hechos se presentan de tal manera que resultan muy previsibles y sin elaboración del discurso. Queda pendiente que incorpores los rasgos propios de la literatura para hacer una narración ficcional: narrar hechos en primera persona no es suficiente. ¿Cómo interviene tu imaginación en la elaboración de esta historia? ¿Cuál es la transformación de la realidad que te propusiste al escribirla?
    Rever uso de puntuación, construcción de párrafos, repeticiones innecesarias, tiempos verbales, concordancia y conectores lógicos. También ortografía.
    Nota: 5

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