lunes, 23 de noviembre de 2015

Diario de lectura de "La casa de los conejos" de Laura Alcoba- Abril Rodríguez Bompas


Cómo vivir a escondidas
Cómo crecer a oscuras
Cómo sobrevivir a los genocidas
Cómo escapar al olvido
Cómo mantener la memoria
 
La casa de los conejos.
 
 
Antes de la lectura
Elegí este libro porque estuve averiguando de qué se trataban todas las opciones que se nos daban y fue el que más llamó mi atención. Se trata sobre crecer en una familia politizada en una época conflictiva. Una familia de montoneros en pleno momento de la triple A. Supongo que en parte me siento identificada y por eso me interesó. Me gustaría aprender más sobre montoneros específicamente y sobre cómo se vivía la militancia en esa época.
Empezando la lectura
16/11 20.00 hs
Cap 1 a cap 4 incluido
Hoy leí por primera vez. Conocí a los personajes (el único nombre hasta ahora es el de Diana, persona a la que la narradora le cuenta la historia). El hecho se desarrolla en La Plata en 1975. Una familia que tiene que dejar su departamento en el centro e irse a vivir a las afueras de La Plata, porque tienen que esconderse. Porque “ciertas personas se han vuelto muy peligrosas: son los miembros de los comandos de las AAA”. Y esas personas son peligrosas especialmente para los militantes montoneros, para los peronistas de izquierda. Es una guerra. La narradora se refiere a una guerra en la que “nos han forzado entrar”. Cómo una niña mantiene su asistencia escolar mientras sus padres se esconden, qué rol ocupa la familia de la madre, cuánto tiempo estará encarcelado el padre; preguntas que se suceden a medida que lees. El panorama con el que termina el capítulo 4 es el siguiente: un padre preso, una madre totalmente cambiada en aspecto físico lleva a la niña a bautizarse, una niña sorprendentemente madura para su edad y las cosas que tiene que vivir. Hace tres meses que no veía a su madre, nos deja la intriga de por qué aunque podemos imaginarlo. /pág. 39
17/11 23.17 hs
Cap 5 a cap 8 incluido
A partir del capítulo 5 conocemos a Diana y a Daniel, o “Cacho” y “Didí” como se los tiene que llamar. Diana coincide con el nombre al que la escritora le habla en un principio y en realidad, no creo que sea coincidencia. Inmediatamente se siente una conexión especial entre Diana y la protagonista. La nena y su mamá van a tener que mudarse con ellos, con el fin de encarar un proyecto que todavía no se muestra pero que ha sido preparado por la organización montonera. Me sorprende la parte en que hay una reunión a la que la madre tiene que asistir y cierra los ojos para no saber el lugar al que la llevan. Después entiendo que era usado por los militantes de esa época para, en el caso de ser “chupados” y torturados para hablar no tener información para dar. “Yo tengo que cerrar los ojos para no ver adónde vamos y el compañero da vueltas para que yo ya no sepa donde estamos. ¿Entendés? Por seguridad”. Se me olvidaba poner que Diana está embarazada.
Aparece, más adelante en los capítulos, la palabra “embute”. Nunca la escuché ni tengo idea de lo que significa. Se explica que era una jerga utilizada por los movimientos revolucionarios de los años ’70. Pero el significado no me queda del todo claro. Imagino que es el nombre que lleva el proyecto que van a desarrollar, un tipo de construcción.
Según lo que sigo leyendo imagine bien. Una obra de construcción tiene lugar en la casa de Cacho y Didí. En el fondo va a estar el “embute” y va a esconder una imprenta clandestina montonera. Van a encubrir las obras con la excusa de estar poniendo la casa en condiciones para un criadero de conejos. Para las obras se necesita de la ayuda de “el Obrero” y “el Ingeniero”. La escritora tiene un pequeño enamoramiento del ingeniero, que la trata bastante mal cuando ella está jugando con una cámara de fotos y simula sacarle una foto. Las precauciones eran y tenían que ser extremas, el miedo reinaba y la identidad escondida era lo único que te salvaba. De ahí la prohibición a sacar fotos.
Otro momento tenso toma lugar cuando la nena conoce a la vecina, una rubia “despampanante”. Se hacen amigas y la invita a pasar a su casa. Pero la rubia le pregunta su nombre y también su apellido y como sólo le dejan conservar su nombre pero no su apellido y a raíz de que los documentos falsos todavía no llegaron contesta: “Laura”. La rubia insiste en preguntar su apellido y lo único que se le ocurre contestar a Laura es que sus papás no tienen apellido y por lo tanto ella tampoco. Esto hace que la rubia hable con Diana y que haga preguntas de todo tipo, que Diana logra responder con una historia inventada de bastante verosimilitud. Pero el enojo que arremete su mamá contra Laura es enorme y es que nada se puede dejar al azar. Cualquier error significa muerte/ pág 70
19/11 12.20 hs
Cap 9 a cap 14 incluido
Entre los capítulos que leí se llega finalmente al año ’76 y el día 24 de marzo: “Bueno. Listo. Ya está. Cayó.” Sí, la democracia caía y el peligro que corrían estas familias se acrecentaba. Me hace pensar por un lado la suerte que tengo de haber vivido en todos gobiernos democráticos, independientemente de los malos momentos por los que pasó el país, y por otro qué papel hubiera tenido yo de tener una edad adulta durante la última dictadura.
Una escena que me conmovió fue la del capítulo 12, en la que dos nenas del colegio San Cayetano (se había decidido que Laura volviera al colegio) jugaban a ser la Virgen María: “La menor se arrodilló ante la otra [...] La mayor sacó de uno de sus bolsillos un pañuelo de liencillo y se cubrió la cabeza, mirando fijo al frente, como ignorando a la otra que, por su parte, juntó las manos, igual que la hermana Rosa, cada día, cuando empieza a rezar.” Para mi es una clara alusión a las madres de Plaza de Mayo y la reacción y el reto que recibieron las chicas de una monja (zamarreo y cachetada) lo demuestra.
Además, se describe al colegio como un lugar plenamente estricto, en el que la diversión y la alegría de la niñez no se percibían. Era un ejemplo de lo que ocurría a nivel país, te adoctrinaban desde chiquito, te inculcaban el miedo, para que crecieras con miedo y vivieras con miedo. Y para que nunca se te ocurriera revolucionar algo, aunque sea una idea. Y así se diezmó a una generación y a las venideras también y se “despolitizó” a toda una sociedad. Lamentablemente hoy, a pocos días de las elecciones, se siguen viendo los resultados.
Un nuevo cruce con el Ingeniero me llama poderosamente la atención. El nombre del tío de Laura (su verdadero nombre) escrito en un blazer que ella usa (regalo de su abuela) desata su ira. “¡Pero puta madre, esta pendeja nos va a hacer cagar a todos! Los compañeros se juegan haciendo documentos falsos y la señorita va a la escuela con un saco en el que cualquiera puede leer escrito con marcador negro el nombre de su tío. ¡El nombre verdadero de su tío…! ¡Pero ustedes hacen cualquier cosa!” A raíz de esto se toma la decisión de que Laura no vuelva al colegio./ pág 101

21/11 15.35 hs
 
cap 15 a 18 incluido

Laura empieza a aislarse. El miedo reina entre todos. Al no ir al colegio ya casi no sale de la casa. No me imagino estar en una situación así a los 8 años pero a pesar de eso se muestra una Laura madura, que entiende lo que pasa. Sólo sale en ocasiones aisladas, como para hacer compras o visitar a su vecina, la "rubia despampanante". Se nota que hay una relación que crece con Diana. Pasan el tiempo juntas y cumple un rol bastante materno. A su madre casi no la ve, pasa todo su tiempo en la imprenta con los diarios de "Evita montonera". En el capítulo 18 se les presenta la oportunidad de irse del país. Lo debaten. La situación es cada vez más peligrosa, compañeros montoneros son secuestrados día a día y una cosa así no se les va a volver a presentar. Además, en el extranjero, hay formas de seguir peleando: "Es importante denunciar en Europa lo que está pasando acá" dice la mamá de Laura. César, con el que se debate la ida, fundamenta que los militantes de base no se exilian, sólo los jefes, la conducción. Una triste e injusta afirmación, pero que era real. Así, optan por el sí y se exilian a Francia.

21/11 20.22 hs

Final

Cuando Laura y su mamá se van del país, Diana ya estaba a punto de dar a luz. Laura se lamentaba no poder estar para el parto. Más tarde se enteraría que Diana y Daniel habían tenido una hija, Clara Anahí Mariani, que había nacido el 12 de agosto de 1976. También averiguaría que el 25 de noviembre de 1976 un tiroteo a la casa donde había vivido asesinaría a Diana y a 6 personas más. Sin embargo, el artículo donde lee esto no hace mención del bebé de Diana, lo que permite suponer que fue apropiado. Después conoce a Chicha Mariani, madre de Daniel, que lo confirma: "Los vecinos dicen haber oído llorar a un bebé durante el tiroteo. No caben dudas de que estaba allí. ¿En qué otro lado, si no? Las personas reunidas en la casa fueron evidentemente sorprendidas por los milicos y Diana no tuvo tiempo de sacar de aquí a mi nieta. Pero su cuerpo no se encontró entre los escombros. Estoy convencida de que Clara Anahí sobrevivió y fue criada por militares, como tantos otros chicos." Además, asegura que Diana logró proteger a la beba de los tiros y las bombas incendiarias. También Laura averigua el destino de Daniel, 8 meses después del ataque a la casa de los conejos lo asesinan las fuerzas militares en La Plata.

Laura finalmente pregunta lo que más le pesaba ¿quién los había traicionado?, ¿quién había hablado?, ¿había sido César? (el único que sabía además de ellos la ubicación de la casa). No, César también había sido asesinado. Entonces ¿quién?. El ingeniero, le responde Chicha. No puede ser, siempre llegaba a la casa abajo de una frazada que le impedía ver su ubicación. Sin embargo sí, puede ser: había sobrevolado la zona en helicóptero y conocía a la perfección el lugar, tenía el plano en la cabeza y pudo identificarlo. Estiman que cayó preso y se mostró dispuesto a colaborar. Laura no podía creerlo. Se pregunta si seguirá viviendo, tranquilamente... "Tranquilamente no. No puedo concebirlo" piensa.

A raíz de esto Laura lee "La carta robada", el cuento de Edgar Allan Poe que el Ingeniero le había contado que era su favorito. Termina entendiendo que el Ingeniero y Dupin (protagonista del cuento) utilizan la misma metodología: la atención escapa a lo evidente. "La desatención ocular resulta análoga al descuido que lleva al intelecto a no tomar en cuenta consideraciones de una excesiva evidencia". El ingeniero no necesito saber la calle ni el número de la casa, su propia construcción y lo que había visto desde adentro le permitían distinguirla entre las demás. Y eso uso para salvarse, aunque mandara al muere a sus compañeros.

"Clara Anahí vive en alguna parte. Ella lleva sin duda otro nombre. Ignora probablemente quiénes fueron sus padres y cómo es que murieron. Pero estoy segura, Diana, que tiene tu sonrisa luminosa, tu fuerza y tu belleza. Eso, también, es una evidencia excesiva". Así termina, con la conclusión de Laura y una de las pocas partes del libro que roza lo sentimental.

Nota

Chicha Mariani es una reconocida activista por los derechos humanos y fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo. Aún hoy continúa con la búsqueda de su nieta Clara Anahí.
 
Clara Anahí. Foto publicada por su abuela: Chicha Mariani.
 

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